Apoyando a los niños y niñas a enfrentar los cambios...



¡Todos los niños y niñas son únicos! Las expresiones que te presento más abajo son ejemplos, y puede que alguno de los cambios que se describen ya estén presentes en su vida. Lo importante es observar los cambios que surjan a partir de la situación que están viviendo, para saber cómo apoyarlos mejor.


De 0 a 2 años


👉Problemas con el sueño, como despertar más seguido, dormir menos o aumento de pesadillas.
👉Pueden aumentar o disminuir las ganas de comer
👉Aumenta la irritabilidad, que quiere decir que pueden llorar más que lo habitual o tener rabietas más seguidas a veces sin alguna razón muy clara.
👉Aumento de su necesidad de estar contigo o con los adultos que lo cuidan.



De 2 a 3 años

👉Problemas para dormir, como no querer acostarse, le cuesta trabajo quedarse dormido, duerme menos y puede tener pesadillas o terrores nocturnos, o no quiere dormir solo.

👉Aumenta la irritabilidad, que a esta edad quiere decir que está más nervioso o ansioso, se enoja más y puede hacer rabietas sin que entiendas mucho la razón.
👉Pueden aparecer miedos sin motivo o llantos que no entiendes por qué ocurren o que son de mucha intensidad en relación a la razón que los inicia

👉Aumento de su necesidad de estar contigo o con los adultos que lo cuidan.
👉Pueden aparecer conductas que se llaman “regresivas”, eso quiere decir que vuelven a hacer cosas que hacían de más pequeños, como por ejemplo comienzan a orinarse sin avisar o a hablar como bebés.
👉Hay niños que incluso pueden tener síntomas de mareos, dolor de cabeza o dolor de estómago, pero es importante que consultes a personal de salud si estos se mantienen.

De 4 a 6 años

👉Problemas para concentrarse
👉Realización de juegos o dibujos repetitivos.
👉Realización de sonidos repetitivos
👉Falta de deseo de estar con otros niños.


¿Que se puede hacer?

Explicarle lo que está pasando, con un lenguaje que sea sencillo y pueda comprender según su edad o discapacidad. Es muy importante darle espacio para hacer preguntas o plantear temores
Contenerlo: abrazarlo, ponerte a su altura física, decirle que entiendes cómo se siente. Seguramente tú estás pasando por emociones parecidas solo que tienes más formas de expresarlas. 
En caso de estar manteniendo distancia social por alguna recomendación preventiva, entonces tus palabras, tono y gestos también tienen un efecto de contención y calma. 
Manejar amorosamente los llantos o rabietas: lo mejor es acogerlo entendiendo la emoción que tiene, tú lo conoces y ¡confía en ti! Es importante mantener la calma, ponerse a su altura física y esperarlo y acompañarlo hasta que se vaya calmando. Tu estado de calma lo irá tranquilizando y poco a poco vas a poder hablar con él para ayudarlo a entender lo que le pasa. 
Ayudar a los niños a “traducir” lo que sienten: eso significa ayudarlos a entender qué es eso que sienten, nombrar la emoción y relacionarlo con algo que le puede estar pasando. Para ello, ayuda mucho hacerlo con frases tranquilizadoras como “Siento que estás enojado porque quieres estar con tus amigos, y lo entiendo, ¿te gustaría que llamáramos al amigo que extrañas?”. 
Si tu hijo o hija tiene alguna discapacidad que requiera formas alternativas de comunicarse, puedes buscar la forma de expresión que le resulte mejor,lo importante es que le ayudes a mostrar de alguna forma cómo se siente.
Darse espacios para estar muy presentes en las interacciones con los niños: seguramente estarás combinando las tareas del hogar, trabajo y además tienes que cuidar a los niños. Son muchas cosas a la vez, y es importante que no te sobreexijas. Algo que te puede funcionar es comenzar el día con una actividad en donde estés disponible para los niños. Comenzar el día con ellos y ofrecerles tu cariño seguramente tendrá un impacto positivo a lo largo del día. Y en el resto del día puedes combinar tus tareas con ratos destinados a estar con los niños.
Pero recuerda no exigirte. Haz lo que puedas y eso estará bien.
Construyan en familia unos acuerdos de convivencia: teniendo en cuenta que es un nuevo escenario, que puede ser que sean muchos días en casa y quizás son varias personas viviendo juntas, cada uno con sus tareas y responsabilidades. Una actividad que puede ser muy divertida es sentarse juntos y definir unos “acuerdos de convivencia”. Este ejercicio puede incluir expresar sentimientos, emociones y necesidades, entre todos pueden hacer votaciones y establecer acuerdos. Es también una oportunidad de incluir la participación y apoyo de los niños en algunas tareas del hogar que les sean posibles hacer según su edad.
Brindar actividades interesantes y divertidas: algo que ayuda mucho a que los niños se sientan bien y vayan adaptándose a los cambios es fomentar el juego y actividades que les parezcan interesantes. A través del juego también expresarán emociones, además de pasarlo bien y sentirse más tranquilos.
Cuidar las rutinas diarias: es importante establecer rutinas diarias en la casa y es algo que puede ayudarle a los niños a sentirse seguros. Cuidar los horarios de sueño (¡los niños necesitan descansar!), mantener las horas de las comidas, y tener planificadas algunas actividades diarias. Pero también es importante estar abiertos a cambios en la rutina si es que ves que los niños van necesitando otras cosas. Puede que haya días en que los niños solo necesiten jugar, leer un libro contigo o ver una película en familia. Y eso está bien. Lo importante es ver lo que tu hijo o hija va necesitando porque quizás se sienta más seguro y protegido con rutinas fijas o quizás lo que necesita es tiempo de juego libre o de conectarse con sus amigos por teléfono o virtualmente. 

Fuente: Unicef



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