¡No me hace caso! ¿Cómo manejar las desobediencias?

 Cuando los niños y las niñas te desobedecen, lo más importante es ¡mantener la calma! Si te sientes desafiada o burlada, te puede dar mucha rabia y puedes actuar equivocadamente.

Dar explicaciones y criterios es bueno para los «obedientes» y puede ser problemático para los «desobedientes». Si crees que el niño-a conoce los motivos por los que le pides que se comporte de determinada manera, no está bien repetir para «convencerlo».

 una buena estrategia, implica hacerle una advertencia efectiva frente al no cumplimiento de cualquier orden. En tono firme, pero sin gritos ni ningún tipo de violencia y una sola vez. La repetición interminable solo agota la paciencia de los adultos. ¡Pierdes tu autoridad como mamá o papá ¡

 Plantéale lo que quieres, pidiendo su colaboración más que su obediencia. Le puedes decir, por ejemplo: «Necesito tu ayuda, levanta tus juguetes del piso mientras yo cocino, ¿de acuerdo?».

Otra buena fórmula es expresarle lo que pasará si no cumple: Ejemplo: «Si no empezamos ahora a arreglarte, no podrás ir al cumpleaños».

 Si cumple, no pases por alto esa buena actitud y alaba sinceramente su ayuda, sin reproches y demostrándole la alegría que te produce.

Si no cumple, es crucial cumplir con la consecuencia que habías anunciado: la pérdida de alguna diversión o privilegio, o aplicar una penitencia o tiempo fuera manteniendo la calma y firmeza. No son buenos ni los gritos ni las groserías. Cuanto más serena y tranquila estés, mejores serán los resultados obtenidos.

 Si se establece una lucha de poder, lo mejor que puedes hacer es tratar de salirte de ella. NO TE PUEDES COLOCAR AL NIVEL DE TU HIJO—A, Si es posible, intenta retirarte del lugar donde está el niño-a, asegurándote de que no corre peligro.


¿Por qué no hace caso?

Criar niños y niñas da bastante trabajo, es una labor algo complicada, además que no existe un manual que oriente a las madres y padres, sobre como criar a los hijos-as…. Y puede tornarse complicada esta labor por varios motivos.

·   Una de ellas es que los niños pequeños naturalmente quieren hacer cosas que están en contra de nuestros deseos como adultos. Que lo hagan es normal, como también es normal que, a veces, los adultos nos cansemos.

·  También es cierto que hay niños y niñas más desafiantes que otros, y vale la pena preguntarse por qué. Cuando las cosas no marchan como esperamos, es indispensable pensar qué está pasando.

· Puede ser que estén viviendo una fase normal de autoafirmación que los hace especialmente oposicionistas. Si es así, ya pasará.

Autoafirmación. Es la experiencia de ir ganando seguridad en uno mismo y capacidad de incidir en el entorno.

· Puede pasar también que algo los esté inquietando emocionalmente, como el nacimiento de un hermanito, separación de padres, entre otros, y  lo    expresen a través de un comportamiento molesto o inadecuado

· Algunos pueden comportarse de manera conflictiva como resultado de vivir en un clima familiar no saludable, en el que hay tensión, discordia, violencia, inestabilidad, tristeza o estrés excesivo.

Otra posibilidad es que los adultos no estén practicando un buen estilo de implementación de normas y límites, lo que provoca el desborde en el comportamiento del niño-a. Cuando los padres o adultos a cargo sienten que la situación se les va de las manos, es aconsejable pedir ayuda.


Corregir sin violencia

Siempre se deben estimular los buenos hábitos y comportamientos para conseguir que los niños y las niñas los pongan en práctica. Cuando eso no alcanza, tendremos que aplicar sanciones al comportamiento inadecuado.

Para que una sanción sea saludable y efectiva, debe cumplir algunas condiciones...

Debe ser siempre una sanción no violenta (sin gritar, usar la fuerza física ni humillar).

El niño debe conocer de antemano que la transgresión o no cumplimiento de las reglas traen esa consecuencia.

Debe aplicarse inmediatamente después de ocurrida la transgresión de la norma.

Debe aplicarse cada vez que se transgreda la norma, todas las veces que sea necesario.

Debe aplicarse como una consecuencia lógica y acordada, con firmeza y sin desbordes emocionales “me da pesar, pobrecito, lo-a amo mucho por eso no lo corrijo”

Debe ser proporcional a la gravedad de la acción del niño.

No es el adulto quien lo priva de cosas haciendo gala de su poder, sino que esa pérdida es el resultado de no haber cumplido su parte del pacto.

Pensando en las consecuencias de su comportamiento le fortalece su sentido de responsabilidad y la motivación para controlar sus impulsos.

 

Comentarios

  1. Muchas gracias, excelente información. De las cosas que más valoramos como familia de nuestra Casa Bilbao es que la educación es integral, se preocupan por el saber sin olvidar que la parte fundamental está en el ser.

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  2. Claro que si, me alegra que le haya gustado el material y sobre todo que lo puedan colocar en práctica... Bendiciones!!!

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